En el vertiginoso mercado actual, donde las opciones para el consumidor son ilimitadas, la pregunta de por qué eligen una marca sobre otra se ha vuelto la piedra angular de cualquier estrategia de negocio exitosa. ¿Es el precio el rey? ¿La calidad lo es todo? ¿O acaso la lealtad es inquebrantable? La verdad es más fascinante y, a menudo, contraintuitiva: el comportamiento del consumidor está lejos de ser puramente racional.
Recientemente, tuve el privilegio de presentar mi conferencia "El Cerebro del Consumidor" en el evento "Tendencias del Consumidor 2025". Allí, desglosamos cómo piensan, sienten y, crucialmente, cómo deciden los consumidores de hoy. La conferencia es el resultado de una investigación de mercados exhaustiva, combinada con las profundas revelaciones de autores como Daniel Kahneman, Dan Ariely y Phil Barden. Juntos, desarmamos los mitos más arraigados sobre el proceso de compra y revelamos los verdaderos impulsores detrás de la elección de marca.
1. El Contexto lo es TODO (y no es un detalle menor)
Imaginen a un consumidor. No está operando en un vacío. Está inmerso en múltiples contextos que moldean su disposición a comprar, cómo valora las opciones y qué considera relevante. Nuestro estudio no solo lo afirma, sino que valida el impacto de cuatro niveles contextuales clave: macroeconómico, cultural, situacional y de elección.
Por ejemplo, la percepción sobre el futuro económico influye directamente en si estamos dispuestos a abrir la billetera. Culturalmente, en nuestra región, la recomendación de amigos y familiares sigue siendo un motor poderosísimo. A nivel situacional, ¿sabían que la misma persona puede decidir de forma completamente diferente si compra medicinas para sí misma o para un ser querido? De hecho, nuestra medición mostró cómo el precio se dispara como variable clave en el caso de tratamientos para dolencias crónicas. Y en el contexto de elección, demostramos cómo pequeñas variaciones en la forma en que se presenta una oferta –como incluir una opción intermedia– pueden cambiar la decisión por completo.
Para las marcas: Entender el contexto no es un lujo; es una ventaja competitiva decisiva. Alinear su comunicación, el diseño de la oferta y la experiencia de compra con el contexto real de sus consumidores les permitirá aumentar la relevancia y facilitar esa elección tan anhelada.
2. Lo que el Consumidor dice NO siempre explica lo que hace
Una de las contribuciones más impactantes de Daniel Kahneman, que le valió el Premio Nobel, fue demostrar que las personas pensamos con dos "sistemas": uno rápido, automático y emocional (Sistema 1), y otro lento, racional y analítico (Sistema 2). La cruda verdad es que la mayoría de nuestras decisiones de compra cotidianas se toman usando ese veloz Sistema 1, aunque nos guste creer que estamos siendo puramente racionales.
En nuestra encuesta, los consumidores suelen mencionar atributos como "calidad" y "precio" como las principales razones de compra. Sin embargo, hemos descubierto que estos atributos a menudo funcionan como justificaciones racionales de decisiones que fueron tomadas, en gran medida, por impulso, costumbre, confianza o, simplemente, emoción. Además, lo que cada persona considera "calidad" es una noción subjetiva que varía muchísimo según la categoría de producto.
Para las marcas: Ir más allá de cumplir con los atributos funcionales es imperativo. Las marcas deben enfocarse en construir valor percibido: activar emociones, gestionar esas sutiles "señales de calidad", reforzar la familiaridad y asegurar una coherencia inquebrantable en toda la experiencia.
3. Las verdaderas razones detrás de la compra: Las metas del Consumidor
Aquí está la verdad: los consumidores no compran productos o servicios por lo que son, sino por lo que les permiten lograr. Comer no es solo ingerir alimentos; puede ser un acto de cuidado hacia tus seres queridos, el placer de una tarde de fin de semana, una forma de romper la rutina o simplemente la búsqueda de conveniencia. Nuestra investigación se adentró en las metas profundas que motivan a los consumidores, y descubrimos que estas varían no solo por categoría, sino también por situación y perfil de consumidor.
Incluso fuimos más allá, segmentando a nuestra muestra según la meta predominante de cada consumidor. Así, identificamos seis perfiles clave: los Cautelosos Estratégicos (buscan Seguridad), los Planificadores Racionales (Disciplina), los Buscadores de Bienestar (Disfrute), los Decisores Autónomos (Independencia), los Motivados Impulsivos (Entusiasmo) y los Exploradores Creativos (Aventura). Cada uno valora atributos diferentes y responde de forma única a los estímulos de marketing.
Para las marcas: Asociarse con las metas clave del consumidor es mucho más valioso que intentar estar "siempre presente" de forma genérica. El verdadero reto no es ocupar un lugar cualquiera en la mente, sino convertirse en la opción natural cuando una meta específica se activa.
4. Cómo facilitar la elección (y no frustrarla en el intento)
Uno de los apartados más reveladores de nuestro estudio fue comprobar cómo los consumidores utilizan atajos mentales (heurísticas) para decidir, muchas veces sin siquiera darse cuenta. Preferencias inconscientes como "lo más vendido debe ser mejor", "lo que me da flexibilidad es más confiable" o "la opción del medio es la más razonable" aparecieron con fuerza en nuestras pruebas.
Estas heurísticas, si bien simplifican la decisión para el consumidor, son increíblemente influenciables por cómo las marcas diseñan sus ofertas y comunican sus beneficios. La forma en que se presenta una promoción, el "marco" del mensaje (positivo o negativo), el número de opciones disponibles o el uso estratégico de testimonios son herramientas poderosas para inclinar la decisión a favor de tu marca.
Para las marcas: El objetivo es diseñar la elección a favor del consumidor. Ayudar a decidir no es manipular; es comprender profundamente cómo piensan las personas y, con ese conocimiento, reducir sus barreras emocionales, cognitivas y prácticas al momento crucial de la compra.
Reflexión final: Venderle a la mente, no solo al mercado
El consumidor de hoy no es un simple algoritmo racional que busca maximizar el valor basándose únicamente en precio y calidad. Es una persona compleja, inmersa en contextos cambiantes, impulsada por la necesidad de satisfacer metas específicas, y guiada por percepciones, emociones y esos prácticos atajos mentales.
Las marcas que logran comprender esta verdad fundamental no solo conectan de forma más profunda con sus audiencias, sino que también pueden diseñar experiencias mucho más relevantes y, en última instancia, construir relaciones con sus clientes que son verdaderamente sostenibles.
¿Estás listo para entender qué mueve a tus consumidores y tomar decisiones de marketing basadas en datos reales, no en suposiciones?